El agua es nuestro alimento esencial. Forma parte de nosotros en un 70%, compone el 90% de nuestro plasma sanguíneo, interviene en la mayoría de funciones de nuestro organismo y determina nuestro rendimiento cognitivo en base a su cantidad y calidad. Además nos ayuda a eliminar la toxicidad y a transportar el oxígeno y nutrientes hasta el interior de nuestras células.
Aunque a menudo se pasa por alto, el agua es un punto clave en cuestión de alimentación y salud. Por ello, elegir de forma consciente qué tipo de agua bebemos es el primer paso para mejorar nuestra calidad de vida.
Y pasando de la teoría a la práctica, la siguiente pregunta lógica que surge es: ¿Qué tipo de agua debemos beber?
A pesar de que ante esta pregunta surgen muchos puntos de vista convergentes, hay algo común en toda respuesta: El agua ideal debería tener ciertas características que la conviertan no sólo en potable, sino además en un agua que nos aporte un plus de salud. Éstas serían, por orden de importancia, las siguientes:
- Agua pura y libre de impurezas: Esta es la característica fundamental que debería tener toda agua de consumo, ya que independientemente de su pH o demás peculiaridades, debemos tener en cuenta que el agua puede contener impurezas, tóxicos y otras partículas perjudiciales para la salud. Esto incluye también el ya conocido BPA o Bisfenol A, presente en la mayoría de plásticos de aguas embotelladas.
- Agua alcalina e ionizada: Según algunos estudios como el Electrolyzed–Reduced Water Scavenges Active Oxygen Species and Protects DNA from Oxidative Damage. o el Efficacy of Electrolyzed Oxidizing Water for Inactivating Escherichia coli O157:H7, Salmonella enteritidis, and Listeria monocytogenes. el agua alcalina e ionizada actúa como un potente antioxidante, ayuda a prevenir el desarrollo de diversas patologías y dolencias y es muy efectiva eliminando bacterias del agua.
El agua que llega a nuestras casas se somete a varios procesos de potabilización. Pero, el agua de red incorpora cloro y otra serie de partículas, como por ejemplo: metales pesados. Estos se adhieren al agua a través de su largo recorrido por las tuberías. Gracias a numerosos estudios, se hace cada vez más evidente que el agua del grifo no es la opción más aconsejable. Por eso, recomendamos beber agua alcalina.
2 comentarios. Dejar nuevo
Empiezo a usarlo ahora, espero poder opinar en un par de meses.
Estupendo! 🙂