El cuerpo humano es un organismo de agua

Las fluctuaciones en los niveles de fluidos pueden afectar significativamente al volumen sanguíneo y a la hidratación celular, representando una amenaza para la salud. El equilibrio de fluidos en los distintos compartimentos celulares se mantiene mediante un intercambio constante de agua y solutos para preservar su composición única. Las personas con mayor cantidad de tejido graso tienden a tener menos agua en total, lo que las hace más susceptibles a desequilibrios en los fluidos y a la deshidratación. Es por eso que el cuerpo humano es un organismo de agua.

El cuerpo humano es un organismo de agua

A medida que envejecemos, el porcentaje total de agua en el cuerpo disminuye, lo que puede llevar a una hidratación celular deficiente. Es especialmente preocupante la disminución de la hidratación intracelular, que normalmente representa el 60% del contenido de agua celular. Factores como el aumento del tejido graso y la pérdida de masa muscular contribuyen a esta disminución, junto con una menor capacidad del cuerpo para regular el equilibrio de agua y sodio.

Con el paso de los años, la función renal se vuelve menos eficiente en la eliminación de sodio a través de la orina, lo que debilita la capacidad de los riñones para mantener el equilibrio hídrico. Dado que el cuerpo pierde alrededor de dos litros de agua al día mediante sus funciones normales, es crucial reponer esta pérdida.

Mantener una adecuada hidratación con agua de calidad es esencial para la homeostasis del organismo por dos razones principales. Primero, el agua debe ser capaz de neutralizar y eliminar toxinas ácidas y sustancias químicas que pueden dañar las células, además de proporcionar minerales y nutrientes esenciales para el metabolismo celular. Segundo, el agua actúa como conductor de la actividad electroquímica en el cuerpo, facilitando funciones vitales como la neurotransmisión y el transporte de nutrientes entre células.

El movimiento del agua entre las células, regulado por procesos como la osmosis, es esencial para mantener la salud celular. Cualquier alteración en este equilibrio puede tener consecuencias graves, como la fuga de nutrientes vitales de los vasos sanguíneos hacia los espacios extracelulares. La contaminación del agua sanguínea con sustancias químicas ácidas puede afectar la estructura celular y desencadenar procesos de enfermedad y envejecimiento prematuro.