Planeta Azul. Ese es el sobrenombre que recibe la Tierra y cuyo apodo procede de las azules aguas que lo cubren en sus diversas formas (océanos, mares, ríos, lagos, hielo, nieve, vapor de agua…). El cuerpo humano reproduce esa misma proporción, estando formado en su mayoría por H2O. Tanto es así, que personas y planeta comparten el porcentaje de agua presente en los mismos (alrededor del 70%). El agua que recorre el globo terráqueo en toda su extensión, esa misma agua, un día pasará a formar parte de nosotros ya sea bebiéndola, aseándonos con ella, o ingiriéndola junto con los alimentos que brotan y crecen al regarlos con la misma.
Indudablemente, EL AGUA IMPORTA.
Por desgracia hoy en día y siendo nosotros los únicos responsables del problema, las aguas de nuestro planeta están altamente contaminadas, encontrándose en ellas residuos de todo tipo, desde metales pesados hasta plásticos y restos de químicos que perjudican su calidad, salubridad, riqueza nutricional y biodiversidad.
En este post, os animo a todos a hacer un consumo más responsable del agua y a cuidar un poquito el medio ambiente, puesto que cada gesto, cada acción, cada persona que contribuya con unos hábitos conscientes y respetuosos, estará ayudando a preservar y cuidar el estado de nuestro valioso y único planeta.
Llamamiento lanzado y centrándonos en materia de salud, en este artículo encontraréis algunas pautas y consejos prácticos para mejorar nuestros hábitos en torno al agua, haciendo nuestro estilo de vida más saludable y consciente.
Hábitos saludables entorno al agua
¿Cómo elegir un agua de calidad para beber? Esta es una de las preguntas que más se repiten entre las personas que quieren mejorar su dieta y estilo de vida. Y con razón, puesto que en la actualidad hay tantas marcas de agua en el mercado, tantos sistemas de filtrado, tantas modas sin base científica y tanta información –fidedigna o no-, que a menudo nos sentimos desorientados y perdidos cuando nos enfrentamos a la elección de un buen agua.
En cualquier caso, el agua ideal debería tener las siguientes características:
- Libre de impurezas. Ante todo y por encima de todo, el agua que bebemos debe ser una agua limpia, libre de partículas tóxicas, metales pesados y otras substancias que no son inherentes al agua en su estado óptimo natural.
- Alcalina. A pesar de que existen modas que abogan por el consumo de agua de baja mineralización, lo cierto es que el agua que bebemos debería ser rica en minerales, especialmente sales alcalinizantes (calcio, potasio, magnesio, zinc, sodio…) puesto que son no sólo necesarios, sino imprescindibles para el buen funcionamiento del organismo. Los electrolitos, por ejemplo, son indispensables para disponer de una buena conductividad eléctrica y por ende, para llevar a cabo funciones orgánicas tan vitales como los impulsos nerviosos.
El agua alcalina es rica en oxígeno y nos ayuda a depurarnos, favoreciendo la limpieza de los desechos celulares procedentes de su metabolismo.
- Antioxidante. El agua tiene la capacidad, como cualquier otro fluido, de ceder o robar electrones (aportar o restar energía). A esta tendencia natural de las substancias líquidas se le llama Potencial de Oxidación Reducción y se mide en minivoltios (mv). Cuanto mayor sea la capacidad de ceder electrones del agua, más poder antioxidante tendrá y por el contrario, cuantos más electrones robe, más oxidativo será su efecto en el organismo.
- Hidratante. Aunque resulte sorprendente, no todas las aguas tienen la misma capacidad de hidratarnos. Algunas nos hidratan más profundamente que otras. Esto se debe a que existen una serie de factores que hacen variar la agrupación de las moléculas de H2O. En su estado natural (manantiales, lagos, ríos…) las moléculas de agua se agrupan en pequeños grupos. Así, el agua es capaz de penetrar mejor en los tejidos e hidratándonos más profundamente.
- Agua para cocinar. Muchos tenemos interiorizado ya lo importante que es beber un agua de buena calidad. Pero, ¿Qué pasa con el agua que utilizamos para cocinar? A menudo pensamos que para hervir las verduras podemos utilizar agua del grifo, pero, ¡nada más lejos de la realidad! Los alimentos absorberán el agua y los tóxicos que ésta contenga, así que debemos elegir agua filtrada o embotellada también para cocinar.
Los metales pesados, por ejemplo, no se eliminan al hervir al agua. Es más, debemos pensar que parte del agua con la que cocinemos se evaporará al hervirla, lo que dará como resultado un agua más concentrada en metales pesados.
- Agua libre de BPA. El bisfenol A (o BPA) es una substancia presente en muchos plásticos y un disrruptor endocrino capaz de causar desequilibrios en el sistema hormonal a concentraciones muy bajas con posibles repercusiones sobre la salud. En los países desarrollados, posee una amplia distribución estando presente en todo tipo de envases de plástico, latas e incluso, según un estudio científico publicado en una prestigiosa revista científica, Journal of the American Medical Association (JAMA), en los tickets de la compra. Por ello, si consumimos agua embotellada, es preciso asegurarnos de que los envases que compramos sean libres de BPA o elegir agua embotellada en cristal.
- Agua y aseo. Al lavarnos los dientes, ducharnos, lavarnos la cara y las manos… Cada vez que nuestra piel entra en contacto con el agua, absorbemos parte de la misma. El cloro, por ejemplo, se absorbe mediante inhalación o a través de la piel. ¿Te imaginas la cantidad de cloro que tu cuerpo asimila cada vez que te duchas?
- Agua de mar. Nuestro organismo está conformado por la misma disolución de agua y minerales que hallamos en el mar. Nuestros fluidos (lágrimas, sudor, orina..) son salados, lo que hace evidente que necesitamos sales minerales para mantener su equilibrio natural. Incluir agua de mar en nuestra dieta es un hábito saludable que nos depura y remineraliza. Podemos añadir un chorrito de agua de mar a nuestros guisos y salsas en lugar de la sal. Beber una pequeña cantidad diaria o buscar cualquier otra forma práctica de incorporarla a nuestra alimentación. El agua de mar debe ser siempre comprada, que nos garantice su salubridad y que ha sido depurada. No es recomendable recoger agua de mar bajo nuestro criterio y sin los recursos necesarios para analizarla.
1 comentario. Dejar nuevo
Gracias por compartir el artículo. Sin duda es necesario hacer más hincapié en el agua y en la calidad de la misma.