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Dieta Alcalina

Llevar una dieta alcalina tiene muchos beneficios y ayuda al organismo a estar saludable. Consumir alimentos alcalinos fortalece el sistema inmunitario, protege de algunas enfermedades, aporta más vitalidad, ayuda a depurar y desintoxicar, favorece la pérdida de peso y ayuda a mantener una buena figura.

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La dieta alcalina, entendida más como un estilo de vida que como una dieta, persigue ayudar a que el organismo mantenga el equilibrio del pH general de los líquidos internos, pero no, como erróneamente se dice, alcalinizar la sangre. Para poder actuar sobre el desequilibrio ácido-alcalino, es necesario poner el foco en tres pilares del organismo: nutrición, hidratación, remineralización y desintoxicación. Lo que se traduce en alimentarse de forma adecuada con alimentos alcalinos, beber suficiente agua alcalina, reponer regularmente los minerales que perdemos y limpiar el cuerpo de tóxicos ácidos de forma periódica. De hecho, lo ideal para mantener el equilibrio es que un 80% de los alimentos de la dieta sean alimentos alcalinizantes y que un 20% sean no tan alcalinizantes, pero sí saludables.

Existe evidencia científica sobre lo perjudicial que es para el cuerpo tener una dieta ácida y no seguir una dieta alcalina. En octubre de 2009, un artículo escrito por la prestigiosa Universidad de Cambridge, llamado Acidosis inducida por la dieta: ¿Es real y clínicamente relevante?, publicó en la altamente respetada Revista Británica de Nutrición (The British Journal of Nutrition) la siguiente afirmación:

“La investigación disponible demuestra convincentemente que la acidosis inducida por la dieta es un fenómeno real, y que tiene un efecto fisiopatológico clínico a largo plazo significativo, que debería reconocerse y contrarrestarse potencialmente por medios dietéticos”.

Para poder hablar de la importancia de la dieta alcalina, es necesario hablar de la dicotomía pH ácido-alcalino en el que se mueve el organismo. De hecho, todos los procesos metabólicos del organismo producen constantemente enormes cantidades de ácido que se deben eliminar vía orina, sudor, respiración y defecación. Además, para que todo funcione adecuadamente, todas las células y los tejidos necesitan un entorno alcalino que se deberá obtener de: alimentos alcalinos, abundante agua rica en minerales e iones negativos y aire puro rico en oxígeno.

El descubridor de la vitamina C y ganador del Premio Nobel en 1937, Albert Szent Györgyi dijo: “El cuerpo es alcalino por diseño, pero sus funciones y metabolismo son acidificantes”.

Debido a la bioquímica humana, es más fácil acidificar que alcalinizarse, dado que para compensar una molécula de ácido (como ácido láctico) son necesarias veinte moléculas con efecto alcalinizante (por ejemplo, bicarbonato sódico). De modo que es muy difícil sobre alcalinizarse. El exceso de ácido se produce no solo por las propias funciones metabólicas del cuerpo, sino por el desequilibrio en la dieta y estilo de vida occidental (sedentarismo, estrés, emociones negativas…) que genera una sobre acidificación de las células, tejidos y órganos. Por lo tanto, es muy importante llevar una dieta alcalina con sus respectivos alimentos alcalinos, para así evitar estos problemas de salud.